En comunión con el Santo Padre Francisco, quien nos ha convocado al Jubileo Ordinario 2025 bajo el lema: Peregrinos de esperanza, y siguiendo las directrices de la Iglesia universal, la Arquidiócesis de Cuenca se une con gozo a esta celebración de gracia, reconciliación y renovación espiritual.
El Jubileo, como tiempo especial de encuentro con Dios, nos invita a redescubrir el camino de la esperanza, abrirnos al perdón y a vivir una auténtica conversión personal y comunitaria. En este sentido, a partir del 24 de diciembre de 2024 y a lo largo de todo el año 2025, tendremos la oportunidad de participar en diversas celebraciones y actividades jubilares en nuestra arquidiócesis, con el propósito de recibir las indulgencias plenarias otorgadas por la Iglesia durante este tiempo santo.
Las indulgencias son una expresión de la misericordia de Dios, por las cuales, a través de la gracia de Cristo y los méritos de la Iglesia, se borran las consecuencias temporales del pecado, ayudándonos a crecer en santidad y reparar las huellas que el pecado deja en nuestras vidas y en el mundo. Las indulgencias plenarias se obtienen al peregrinar a los lugares jubilares y al realizar las prácticas establecidas por la Iglesia:
1. Confesión sacramental: Estar en estado de gracia mediante el Sacramento de la Reconciliación.
2. Comunión Eucarística: Participar en la Santa Misa y recibir la Eucaristía.
3. Oración ante el Sagrario por las intenciones del Papa.
4. Realizar la obra prescrita: Esto incluye peregrinar a una iglesia Jubilar designada en nuestra arquidiócesis, participar en alguna actividad aprobada para este propósito y practicar las obras de misericordia.
5. Conversión del corazón: Estar verdaderamente dispuesto a renunciar al pecado y vivir conforme al Evangelio.
Las sedes principales en la Arquidiócesis de Cuenca serán la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de Cuenca, el Santuario del Señor de Andacocha, el templo parroquial de Nuestra Señora de la Natividad de Ponce Enríquez y el templo parroquial de Santiago de Gualaceo. Son los lugares sagrados asignados para que los fieles peregrinen y puedan alcanzar la gracia de la indulgencia.
Invito y animo a todos los sacerdotes, a los miembros de la vida consagrada, familias y comunidades parroquiales a vivir con fervor y esperanza este tiempo de gracia. Este Jubileo Ordinario, que se extenderá a lo largo de 2025, será un Año Santo caracterizado por la esperanza que nunca se extingue. Esta esperanza no solo está dirigida a la vida personal de cada creyente, sino que se extiende a la sociedad en su conjunto, a las relaciones interpersonales y a la promoción de la dignidad de cada persona.
Que nos ayude también a recuperar la confianza necesaria -tanto en la Iglesia como en la sociedad- en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación, pide el Santo Padre en la bula de convocatoria (Papa Francisco).
Esperamos que el Jubileo sea una ocasión para fortalecer nuestra fe, renovar nuestra esperanza y profundizar en el amor de Cristo que nunca defrauda.
