El Papa Francisco habla de temas sociales no solo por medio de discursos, sino con gestos significativos y profundos. Los gestos y la manera de hablar del Papa nos ayudan a hacer más tangible y cercana la Doctrina Social de la Iglesia. Un abrazo sincero, la preocupación por los migrantes brindándoles acogida, la cercanía con los enfermos, los encarcelados, la defensa de los niños y de las mujeres, hablan mucho más que mil palabras.
La doctrina social de Francisco nos ayuda a ver la realidad de una manera distinta, a entender la fe de una forma responsable frente a lo que sucede en la vida social.
Hablando de la dimensión social de la evangelización, el Santo Padre recoge los grandes temas de la relación entre el anuncio de Cristo y su repercusión comunitaria, entre la confesión de la fe y el compromiso social. Entre ellos tengamos presente:
La dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. Como imagen de Dios la vida de todo ser humano es sagrada e inviolable. La igualdad fundamental de los seres humanos ante Dios tiene como consecuencia la imposibilidad de justificar ninguna discriminación ante las leyes humanas. Por tanto, la persona debe ser defendida contra cualquier intento social que pretenda negarle, abolirle o impedirle ejercer sus derechos.
La defensa de la vida. El Papa promueve y llama a promover la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte. Por eso se opone y denuncia las estructuras de muerte al inicio de la vida (aborto, mortalidad infantil, desamparo de la mujer gestante); durante la vida (hambre, enfermedades, agresiones a la vida y a la salud); y al final de la vida (eutanasia, abandono de los ancianos). Debemos promover un «humanismo integral y solidario».
La solidaridad, que, según el Papa, no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse en la búsqueda y promoción del bien común, es decir, por el bien de todas y cada una de las personas. Es ejercitar la justicia, la misericordia y el amor fraternos.
La opción preferencial por los pobres. La solidaridad con los pobres y de los pobres entre sí es la señal de la fidelidad de los cristianos y de toda la Iglesia al Evangelio de Jesús. La opción o amor preferencial por los pobres implica acercarse a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin trabajo digno, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor. Es acercarse a las periferias existenciales.
La defensa de la familia. La primera estructura fundamental a favor de la ecología humana es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por consiguiente, qué quiere decir en concreto ser una persona.


















































