Con la Catedral llena de catequistas, el 27 de septiembre, Jorge Varela y René Yunga fueron ordenados diáconos transitorios.
Entre lágrimas de felicidad Jorge y René agradecieron a Dios por haberlos escogido para regalarles esta vocación.
Jorge señaló que en este caminar siempre le ha acompañado la Virgen María. Recordó con cariño a su familia y amigos del seminario. “Estamos aquí por sus oraciones. No somos santos, somos hombres pecadores, venimos de luchas difíciles, pero el Señor nos tiene aquí por su infinita misericordia. Les pido que sigan rezando por los religiosos y religiosas”, manifestó.
René inició su discurso en quichua. Agradeció a las comunidades parroquiales donde pudo servir, a sus padres, a las religiosas Lauritas y al padre Juan López, entonces párroco de Shiña, por acompañar el camino del pueblo indígena. “Somos gente humilde de Shiña, Nabón y Chunasana. Siempre tenemos un pensamiento comunitario. Mi proyecto de poner al servicio de Dios mi vida ha sido por mi pueblo que muchas veces se ha sentido abandonado y solo”, expresó.
Ellos se han formado en la escuela de Cristo; son fruto de la catequesis familiar y parroquial, expresó Mons. Marcos Pérez en la homilía. “El diácono y el sacerdote son servidores del pueblo de Dios, especialmente de los pobres y necesitados. Sirvan a los pobres y su oración será auténtica, dijo Monseñor, recordando las palabras de San Vicente de Paúl.
Finalmente, invitó a los diáconos a ser pastores santos y humildes, a ser los primeros catequistas y servidores en sus comunidades.